Mi Experiencia Laboral
El año 2012 me titulé como Ingeniero Comercial de la Universidad de Chile, lo que coincidió con el momento de decidir qué hacer con mi vida. Siempre había querido tener mi propio negocio, pero a pesar de pensar en muchas ideas, ninguna me convencía.
El año anterior había tenido la experiencia de vivir en Vietnam y trabajar en la oficina comercial de ProChile en ese país. ProChile, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, fomenta las exportaciones chilenas al mundo y, en el caso de la oficina de Vietnam, ayuda a los exportadores chilenos a llegar a ese mercado.
Trabajando en Vietnam, pude conocer a varios chilenos que trabajaban en el sector de exportación, como el de vino o el de frutas. Pude conocerlos y entender su trabajo, lo cual me pareció muy interesante. Entonces, cuando llegó el momento de decidir qué hacer, se me ocurrió buscar un trabajo similar, idealmente en exportaciones de alguna viña.
Como mi papá es enólogo y ha trabajado toda su vida en viñas, me puso en contacto con Viña Cono Sur. Luego de pasar por un proceso de varias entrevistas, me ofrecieron trabajo como asistente de exportaciones.
En Cono Sur estuve hasta el 2015, cuando me contactaron del grupo Bethwines, un grupo de cuatro viñas: Indómita, Santa Alicia, Porta y Agustinos. Nuevamente, después de pasar por un proceso de selección de varios meses, me ofrecieron el cargo de Export Manager para el mercado norteamericano. Era el trabajo soñado: viajar por el mundo vendiendo vinos. Normalmente, viajaba unas cuatro veces al año entre Estados Unidos, Canadá y México, aunque generalmente el 80% de mis viajes era a Estados Unidos.
Recuerdo muy bien, por ejemplo, la primera vez que tuve una reunión con mis clientes en Estados Unidos, quienes eran importadores. Nunca había tenido esa experiencia y el hecho de ser en inglés aumentaba la dificultad. Pero, dentro de todo, supe desenvolverme bien y fue una experiencia de mucho aprendizaje y crecimiento personal y profesional.
Pero mi sueño de emprender nunca desapareció. A pesar de tener un muy buen sueldo, un trabajo soñado y buena proyección, mi prioridad era emprender. Finalmente, en 2018, mi mejor amigo de la universidad me presentó una idea irresistible y, pocos meses después, tomé la decisión de renunciar para crear Float Chile, el primer centro de flotación del país.